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Ontologicamente, este sitio sólo pretende compartir los trabajos filosóficos, artísticos, educativos, etc. de los Discípulos De Diógenes, un grupito de amantes de la filosofía que desde un remoto lugar del universo, que podría ser su centro, comparten las profundidades más oscuras de su ser con todo aquel lector que así lo desease.
Nacidos en el profesorado de Filosofía del Instituto de Formación Docente y Continua Nº5 "José Eugenio Tello" y guiádos por la sabiduría del espíritu inmortal de Inocencia (nuestra portera que merece el rango de Directora) ofrecemos a corazón abierto nuestras escazas producciones intelectuales. Esperamos sean de su provecho.

¿Quién era Diógenes?

Diógenes es un personaje muy particular dentro de la Historia de la Filosofía: vivía en un barril (como el chavo) y aseguraba que no necesitaba practicamente nada para ser feliz, puesto que era un militante de la desmaterialización de la vida humana.
Fué discípulo de Sócrates y su estilo de vida constituía una burla a las costumbres de la sociedad de su época.
Su estilo vagabundo y picarezco lo inmortalizó como uno de los pensadores más emblemáticos del Cinismo Filosófico.

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Un ejemplo para los niños

sábado, 10 de enero de 2009

Derecho Constitucional: Legitimación del Poder y la Opresión

Introducción

“Es hora de llevar a cabo una revolución de ideas”
Francisco Gaya

Todos queremos ser libres. ¿Todos queremos ser libres? ¿Todos queremos que todos sean libres? ¿Realmente nos interesa el bien común? Estos interrogantes son los primeros que surgen en nuestro espíritu cuando nos ponemos a pensar en el Estado y su organización jurídica.
Pensar el Derecho Constitucional desde una posición crítica, posibilita a la razón desvelar misterios que, tanto la comodidad como la cobardía, nos invitan a mantener ocultos. Las herramientas aportadas por la Psicología Social, surgen como esenciales para llevar a cabo un análisis minucioso de los intereses creados que subyacen bajo cada detalle de nuestra vida cotidiana, que reproduce estructuras sociales de dominación impuestas por un sistema económico capitalista que nos corrompe hasta los rincones más profundos de nuestra piel.
Ser libre asusta, puesto que la responsabilidad de todo el universo concentra su peso sobre nuestras espaldas. “Estamos condenados a ser libres”, sentenció en el pasado siglo el eximio pensador francés Jean Paul Sartre, pero la magia del estado y sus cadenas se ofrecen para rescatarnos de tan “terrible mal”. ¿Cómo escapar a esa mediocridad eficiente, a esa miserable resignación que algunos llaman madurez? (Alejandro Dolina). Desvelar los ocultamientos cometidos por la gigantesca superestructura ideológica de nuestra sociedad, perpetuada y reproducida por sus principales instituciones: Iglesia, Escuela, leyes, Lenguaje, Medios de Comunicación, etc. es una de las alternativas para vislumbrar algún tipo de progreso, puesto que “el hombre justo rehúye complicidad con el mal” (Ingenieros) y estar de acuerdo con las estructuras sociales de dominación o la inacción ante las mismas, es ser cómplices de ellas. (Gabriel Muñoz)
Siguiendo a José Ingenieros, permítame advertirle que puede que este escrito perturbe a muchos de sus lectores, porque la sociedad es enemiga de los que perturban sus “mentiras vitales”. Mientras usted lee esto, más de un niño se muere de hambre en las calles, no lejos de su casa. Mas de un padre no tiene que darles de comer a sus hijos, más de una madre no encuentra otra solución, ante su inminente pobreza, que practicarse un aborto casero que puede acabar con su vida. Sin realizar juicios de valor sobre las acciones privadas de los hombres, creo que es hora de que nos demos cuenta de que algo anda mal, y debemos luchar por un cambio.
La actual estructura legal parece no respetar las libertades individuales ni garantizar las condiciones mínimas de existencia digna, mostrándose ineficiente para responder ante las problemáticas y urgencias de su sociedad. Estas relaciones entre el origen del estado y su caducidad actual, son las que intentaremos abordar en el presente trabajo.
Freud postulaba que solo existen dos maneras de ser feliz en este mundo: una es fingir ser idiota, la otra, es serlo realmente. Todos los demás, cuanto mas sabemos, cuanto mas inteligentes somos, mas probabilidades tenemos de cruzarnos con la desgracia y la desdicha, parafraseando a Alejandro Dolina. Señor lector, lo invito a entristecerse de la mano de los siguientes e indignos párrafos.

Los orígenes del Estado

En la filosofía política, son múltiples las acepciones teóricas que enuncian los posibles orígenes del estado.
En líneas generales, Aristóteles enunciaba que “todos buscamos el bien común”, curiosa afirmación, para provenir de quién legitimara la esclavitud, preso de los prejuicios y concepciones propias de su contexto socio-histórico.
Desde el Estagirita hasta las concepciones contemporáneas, como las de Habermas o Spiguel, todos estos pensadores pueden ser clasificados, según su concepción antropológica y la finalidad que en estado persigue, en dos grandes grupos: los defensores de la propiedad privada y la burguesía por un lado, y las posturas crítico-marxistas por otro.
A continuación, intentaremos esbozar las características principales de ambas posturas.

Los Apologetas del Capital

John Locke: Este pensador Inglés consideraba que, en su estado natural, el hombre, regido por el Derecho natural, convive en paz y armonía, utilizando la razón para conducirse. En dicho estado, cada uno consume lo básico para poder sobrevivir, siendo propiedad privada lo que uno toma para sí, siempre y cuando sobrase una porción igual y de lo mismo para los demás.
“Los irracionales” (término utilizado por Locke) surgen con la aparición del dinero, que permite la acumulación de bienes. Para poder proteger la propiedad privada de los ataques de los “irracionales” (los que no poseen dinero ni bienes) surge la necesidad de asociación en los hombres, entrándose ya en el terreno del Derecho Privado.

Tomas Hobbes: Este filósofo consideraba que, en su estado natural, el hombre es una bestia que representa peligro para el mismo hombre, siendo el estado natural un estado de guerra constante. Para poder solucionar dicho problema, se recurre a la abdicación de la libertad individual, cediéndose la misma a un soberano que la administrará para beneficio de toda la sociedad.

Jean Jacques Rousseau: Este filósofo francés, en su obra “El Contrato Social”, enuncia como todo ser humano elabora un contrato tácito con la sociedad en la que vive, donde aliena su libertad individual en pos de la libertad social, que tiene como objeto la conservación y la protección de los miembros que la componen. De ideología un poco menos burguesa que sus compatriotas, criticó los excesos de la propiedad privada y los privilegios, pero dejando el tema inconcluso y tratándolo de manera confusa.

Imanuel Kant: Si bien sintetiza, de alguna manera, las posiciones de Rosseau y Locke, es un abierto defensor de la propiedad privada, considerando que “esta está garantizada solo en los Estados bien organizados. Para ello, fue menester que los hombres salieran de su estado primitivo de libertad absoluta, sin ley, y variar de forma de vida, abandonando la caza, la pesca y el pastoreo para dedicarse a la agricultura, (…), originándose de este modo un movimiento comercial entre los países, hecho que hubo por tener como consecuencia el mantenimiento de relaciones pacíficas entre ellos, a través de la implementación de leyes”.
Estos son solo algunos de los pensadores políticos que comparten y defienden la protección de la propiedad privada como origen del estado, pero son lo suficientemente explícitos como para poder llevar a cabo el presente análisis.

Los Críticos-Marxistas

Bajo esta conceptualización, se engloba la postura de Karl Marx, quién denunció que los Estados y toda su superestructura ideológica (Leyes, Idioma, Religión, Valores, Etc.) se construye en base a la estructura económica del mismo (Capitalismo), base que está determinada por las relaciones de producción entabladas por quienes posees los medios de producción (el Capital), y los que aportan las Fuerzas de Producción (los trabajadores). La historia se caracteriza por representar la incesante lucha entre opresores y oprimidos, es decir, entre quienes poseen el capital y quienes aportan las fuerzas de trabajo.
La escuela de Frankfurt, con pensadores de la talla de Habermas, Adorno, Horkheimer, Benjamín, etc. continuaron sus estudios críticos de la sociedad bajo la luz de este paradigma, llamado Materialismo Histórico.
Dicha doctrina se extendió al campo de la Psicología, siendo Pichón Riviere, de formación psicoanalítica, quien lo introdujera en sus esquemas conceptuales, fundando así la Escuela de Psicología Social. Spiguel, profesor de dicha escuela, nos dice: “Contraria a la concepción antropológica de Hobbes y su análisis del Estado, éste surge como una institución material y simbólica representacional y jurídica monopolizada por quién se encuentra en el gobierno y sostenido por la sociedad. Este no existió siempre, sino que se originó cuando un grupo de propietarios se vio obligado a cuidar y perpetuar su excedente. Así monopolizó las fuerzas y dictó las leyes, haciendo del Estado un instrumento de dominio y opresión que se fundamenta en la coacción. La justicia así entendida, se configura como una justicia de clases ejercida a través de la acción del Estado.”
Desde la perspectiva antropológica de Leakey, el nombre no es naturalmente agresivo, sino que se torna violento a partir del paso del modo de supervivencia cazador-recolector a la producción agrícola, ya que este hecho alteró la naturaleza permitiendo la acumulación de bienes y la necesidad de protegerlos, originándose así la agresividad entre los seres humanos. Esta agresión, causada socialmente por las relaciones de producción, originó la necesidad de instaurar leyes que preserven la propiedad privada, “inventándose” el Estado.
Como podrá apreciarse, tanto Kant como Locke concuerdan con Leakey, pero mientras el antropólogo lo hace con visión crítica y tono de denuncia, los filósofos de la Burguesía lo plantean como “natural y necesario”.
Llegamos así a esbozar el concepto de Estado que se manejará de aquí en adelante: el Estado como una organización jurídica cuyas estructuras están arbitraria e intencionalmente organizadas para perpetuar un sistema económico capitalista de opresión, cuyo poder es ejercido y perpetuado por las diversas instituciones sociales (escuela, iglesia, Leyes, etc.), internalizando en todos los ciudadanos matrices de percepción y habitus de conducta que reproducen de manera inconsciente y simbólica dicha dominación y opresión.

La Máquina Civilizadora

“La circularidad perfecta del sistema
denuncia su arbitrariedad”
Pierre Bourdieu

El término corresponde al pensador Alemán Martin Heidegger, y caracterizaba bajo dicho concepto, al conjunto de dispositivos institucionales, políticos, discursivos, etc., con los cuales el hombre consolidó su dominio planetario y se instauró como “centro” óntico y ontológico de la existencia.
Sin embargo, son numerosos los autores que se refirieron este concepto: Foucault y su denuncia del “Biopoder”, Deleuze cuando analiza el capitalismo, Lacan cuando analiza el discurso capitalista como variación del discurso de opresión, Pierre Bourdieu y sus análisis sociológicos de sometimiento a través del lenguaje, violencia simbólica y dominación, etc.
Sergio Albano llama “máquina Civilizadora” al conjunto de dispositivos a partir de los cuales el Estado despliega sus mecanismos de control y vigilancia según un régimen preciso de aplicación que excede las voluntades subjetivas y políticas, tanto e quienes administran sus operaciones como de quienes las reciben, siendo esto último lo que explica función modeladora y la razón de su eficacia. Esta gran máquina es anónima, a-subjetiva, carente de dirección, funciona por sí misma imponiéndose a sus agentes según las líneas de fuerza que provienen de su estructura.
El estado, de acuerdo a su conveniencia, nos dice que pensar y que no, limitando nuestras libertades individuales y convirtiéndose en verdugo de utopías y asesino de la imaginación.

El pastor y las ovejas (dualismo antropológico existencial)

“Un hombre es el uso que haga de su libertad”
Julio Cortázar

Dentro de nuestra sociedad, considerando al existencia de matices y el complejo entramado social que significa intentar posicionarse dentro de una clase, dividiremos, solo con fines metodológicos y de análisis, a la sociedad argentina en dos grandes grupos: oprimidos y opresores. ¿Qué diferencia a uno de otros? Muy simple: la posesión o no del capital.
Estas clases sociales, encuentran su fundamento último en dos concepciones antropológicas opuestas: aquellos que dirigen, que gozan de la libertad de tomar sus propias decisiones, las cuales afectan a un grupo relativamente extenso de habitantes; y aquellos que, obligados por sus circunstancias de opresión y necesidades básicas insatisfechas, ven pasar la vida de costado, enajenados (al decir de Marx), en sus ideales, su religión, su trabajo, su propia vida, siguiendo el ritmo de una sociedad que los atropella o margina.
Algunos, unos pocos, por avaricia excesiva o maldad tal vez, juegan a ser “Pastores de la humanidad”, marcando con sus ideales capitalistas el sendero económico que conduce al hombre a su autodestrucción. Otros, la gran mayoría, por ignorancia a estupidez, por comodidad o facilismo quizás, solo son ovejas que ciegamente se entregan a las directrices de sus amos, que las conducen directo al matadero. El sistema tiene sed de sangre y opresión, de pobreza y martirio, pero son pocos los que despiertan de ese transe hipnótico que es el consumismo y se revelan contra el sistema. Ingenieros decía: “Juventud sin espíritu de rebeldía es servidumbre precoz”. “Loados todos aquellos que antes de vivir de rodillas, prefieran morir de pie”.(Che Guevara)

Cuando las leyes no responden a los intereses comunes

“La Política siempre busca el bien común”
Aristóteles

La totalidad de los intelectuales de la política manifiesta el mismo discurso de bondad, paz y amor, pero ninguno actúa en consecuencia. Las superestructuras ideológicas siempre marchan por detrás de la estructura, lo que marca una incipiente brecha entre la teoría y la práctica. Bajo dicho lema, se excusa eternamente la inoperancia del sistema legal, quien ya a demostrado en incontables oportunidades su ineficacia.
Nuestro sistema Jurídico no busca el bien común, y en caso de hacerlo, evidentemente no lo encuentra. Salga a la calle, observe su mundo durante solo diez minutos: las marcas de la injusticia, de la opresión y la pobreza intencional y justificada se encuentran por doquier, asfixiando a los marginados y enriqueciendo aún mas a los que ya poseen el Capital.

La Superestructura Jurídica Nacional

Política: Lucha de intereses
disfrazada de debate de principios”
Ambrose Bierce

¿Qué sucedería si, por un instante, consideraríamos que todas las leyes, que durante años nos rigieron y en las que ciegamente confiamos, son solo un invento burgués, una excusa de los poderosos para legitimar la opresión de los mas débiles y los desamparados, pilar fundamental para la existencia y perpetuación de su “distinguida clase”?
Todo lo que usted considera justo, todo aquello por lo que vela y lucha cotidianamente, solo lo convierte en cómplice de esta máquina asesina de humildes y desamparados que llamamos y veneramos bajo el nombre de Estado.
Usted también es responsable, inconsciente o conscientemente, de cada niño que llora en las calles, de cada joven que se suicida, de cada lágrima que el hambre inspira en cada desamparado de su sociedad. Relájese, siempre se puede culpar de todos los males del universo a los demás, así que desquitémosnos con la Constitución.

El Derecho Constitucional

“De la piel para dentro comienza mi exclusiva jurisdicción”
Escohotado

Nuestra constitución, la “ley de leyes, madre de todas las demás normas jurídicas de la Nación Argentina” es analizada, comprendida, dentro de lo que denominamos “Derecho Constitucional”. ¿De qué se ocupa el mismo? Como su nombre lo indica, traza los lineamientos mínimos y básicos que constituyen a una nación, es decir, la organiza social y jurídicamente.
Nadie puede discutir lo anteriormente enunciado, puesto que dicha concepción es compartida por juristas, jueces y la sociedad en su conjunto. Lo que pocos indagan son los intereses que subyacen, ya sea explícita o implícitamente, a dicha organización. ¿Con qué fines, respondiendo a que tipo de interés se estructuró el sistema legal de nuestra Nación Argentina? ¿A qué sector social se favoreció con el mismo? ¿Qué concepciones sociales y antropológicas fundamentaron las “leyes matrices”?.
Debido a la extensión y el arduo trabajo que representaría responder a todas estas interrogantes, evitaremos entrar en amplias y complejas conceptualizaciones teóricas e intentaremos abordar la mayoría de estos puntos como un eje transversal que oriente el fluir conceptual del presente escrito.

¿Quiénes fueron los primeros constituyentes?

“Los intereses creados obstruyen la Justicia”
José Ingenieros

El 24 de Diciembre de 1852, se designa una “Comisión de negocios Constitucionales”, para redactar el proyecto de Constitución, es decir son los autores materiales de “la Ley de Leyes”. Dicha comisión fue integrada por los diputados Pedro Díaz Colodrero (Corrientes), Martín Zapata (Mendoza), Juan del Campillo (Córdoba), Juan María Gutiérrez (Entre Ríos), José Benjamín Gorostiaga (Santiago del Estero), Manuel Leiva (Santa Fe), Pedro Ferré (Corrientes).
Si bien, el no haber realizado una investigación más exhaustiva sobre el origen social y la biografía de los nombrados personajes es una falencia del presente trabajo, me permito el atrevimiento de intuir que ninguno de ellos, o quizás solo una ínfima minoría, provinieron de las clases bajas, de etnias autóctonas o de sectores populares. Por los apellidos de los mismos, se puede inferir una gran influencia de extranjeros y un cierto “aire burgués” en sus condiciones ideológicas, que favorecieron notablemente a los terratenientes de la época.
El texto constitucional aprobado por el Congreso el 30 de Abril de 1853 fue sancionado el 1 de Mayo del mismo año, sufriendo posteriormente múltiple reformas, siendo la mas importante la realizada en 1994, bajo el gobierno del presidente Menem, máximo representante del modelo económico neo-liberal en nuestro país, y responsable directo de un gran porcentaje de la miseria y pobreza actual de nuestra Nación.

Fundamentos antropológico-filosóficos originarios

¿Bajo que concepción de persona, buscando qué tipo de ciudadanos se elaboró nuestra constitución?. Está demás aclarar que fue creada por “grandes caballeros”, en su mayoría extranjeros, que diseñaron un proyecto de país acorde a los “grandes Lordes Ingleses”, envidiando a los “Ilustrados Franceses” y promulgando los ideales del gran país democrático del momento, “EE.UU” (que aniquilaba, explotaba y abusaba de africanos, nativos americanos, y cuanto “ser inferior” se cruzara en su camino). Es decir, los mitos, modales y costumbres de una despreciable sociedad burguesa, como lo fue la inglesa de mil ochocientos, la igualdad formal ante la ley (artículo 16 de nuestra Constitución) y desigualdad real ante los tribunales característica de los franceses después de su revolución, sumado a la hipocresía del sistema democrático liberal de mente comerciante y capitalista de los EE.UU, se convirtieron en los valores a imitar por nuestros constitucionalistas.
No debemos olvidarnos de ese otro virus que la burguesía acarrea de la mano, debido a su probada eficiencia como instrumento de sometimiento a través del miedo y la culpa, que llamamos Iglesia Católica. ¿Qué nos dice el Artículo 2º de Nuestra Constitución? “El Gobierno federal sostiene el culto católico, apostólico romano”. Desde sus orígenes, la constitución nos condenó a venerar los yugos impuestos por una institución cuyos intereses siempre estuvieron al servicio del poder económico y político de las grandes potencias.
A continuación, analizaremos brevemente algunos artículos que dejan al desnudo los intereses económicos y de opresión que subyacen bajo nuestras adoradas leyes.

Breve análisis de la Constitución Argentina

“Acatar la ley es un acto de disciplina,
Pero a veces implica una inmoralidad”
José Ingenieros

Si observamos nuestra constitución, parecería, en líneas generales, promulgar la igualdad de todos los habitantes de la República Argentina. Pero, observando un poco mas profundamente, se descubren los verdaderos intereses que esconde la misma.
Los primeros artículos, hasta el octavo, trazan los lineamientos básicos de la organización del país. Desde allí hasta el artículo doce, el tema mas importante a tratar parece ser organizar el sistema comercial del país, siendo el “Dios Mercado” la máxima preocupación de los constituyentes después de que el país quedara organizado. El artículo 14 y 14 bis están dedicados a legislar a los trabajadores, atribuyéndoles derechos y beneficios que nunca iría a cumplir.
El Artículo 15 promulga la inexistencia de esclavos en la República Argentina, pero se olvida de aclarar que se los comenzará a llamar “Asalariados”, es decir, se los explotará a bajo costo, se los humillará con un suelo ridículo y con muchas mas libertades que a un esclavo. “La economía latinoamericana es una economía esclavista que se hace la postmoderna: paga salarios africanos, cobra precios europeos, y la injusticia y la violencia son las mercancías que produce con mas alta eficacia” (Eduardo Galeano)
El Artículo 16 aclara que “la Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento, no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza”. Dicho artículo suena ridículo si hoy, 150 años después de su promulgación, es sabido que la portación de apellido marca un linaje indiscutido y que la herencia de capital otorga el estatus que antaño representaba las prerrogativas de sangre. Los Macri, los García Belsunce, y el resto de los adinerados del país y la provincia, son asociados del sistema legal y dueños de la impunidad y la justicia, puesto que esta responde a los intereses de los grandes mercaderes y a los poseedores del capital.
El artículo 18 deja en evidencia el carácter proteccionista del capital que inspiró nuestra constitución, puesto que garantiza que “la propiedad es inviolable y nadie puede ser privado de ella”. ¿Y los miles de cadenciados que son privados de la propiedad privada por el mismo sistema?. Dicho artículo debería aclarar: “Nadie que posee con anterioridad propiedad privada, puede ser privado de ella”. Los otros, los marginados y olvidados, por nunca haber poseído nada, el estado no garantiza su derecho a la propiedad.
El artículo 19 denota una clara contradicción entre teoría (ley) y práctica (su aplicación). Según el mismo, “las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y la moral pública, ni perjudique a un tercero, están reservadas solo a Dios”, pero en la práctica, no se legaliza la portación ni venta de Marihuana, ni se autoriza la eutanasia, ni los abortos, etc., inmiscuyéndose el derecho en acciones privadas, debido a los interés dogmáticos de la misma a responder en beneficio de un determinado sector de la sociedad. Por ejemplo, legalizar la Marihuana, acabaría con uno de los negocios millonarios mas grande del país, hecho que evidencia la estrecha relación entre poseedores del capital y Derecho Constitucional.
El artículo 21 atropella la libertad individual, convirtiendo en persona violenta y asesina a todo aquel que así no lo quisiera, puesto que enuncia que “todo ciudadano argentino está obligado a armarse en defensa de la patria y de esta Constitución”. La sociedad, si fuera medianamente pensante y crítica, no solo estaría en contra de la “gran y sublime constitución”, sino que a su vez, se negaría a dar la vida por un “país” que los oprime, castiga y explota a cambio de una ciudadanía que no le aporta beneficios. Es estúpido armarse en defensa de quién nos oprime y pretender que se defienda una Constitución que legitima el caos que rige nuestras vidas. Además, como un dato extra, el estado, que en artículo segundo se declara apostólico católico romano, entre cuyos máximos preceptos se encuentra el de “no matar”, es interpretado a conveniencia del Estado, avalando las guerras. O el Estado debiera ser laico (posición que suena como la mas razonable) o debería tomarse en serio sus propias leyes.
Los artículos mas desopilantes, son los que analizaré a continuación. Luego de recorrer la totalidad de los derechos y obligaciones enunciados en “nuestra“ Constitución Nacional, no se puede encontrar ninguno que asegure la posesión de una vivienda digna, acceso a la educación pública y gratuita, a la atención dentro de un sistema de salud que no represente ningún tipo de costo para el usuario, etc. si bien, estos derechos están nombrados a medias en el artículo catorce y catorce bis, el primero de ellos es insuficiente, pareciendo estar incompleto y el segundo, solo otorga tales derechos a los trabajadores en relación de dependencia, es decir, que los particulares, los emprendedores, pequeños comerciantes y desocupados no son amparados por dicho artículo.
Otro de ellos, el cuarenta y dos, sentencia lo siguiente: “los consumidores y usuarios de bienes y servicios tiene derecho, en relación de consumo, a la protección de la salud, seguridad e intereses económicos.” Es decir, poseemos ciertos derechos en cuanto tenemos la posibilidad de consumir, es decir, de ser parte activa del sistema económico imperante. En cuanto no poseemos los medios para consumir, es decir, dinero, no podemos acceder a ciertos derechos.
El artículo cuarenta y uno parece arrimarse a lo buscado, pero se inclina mas hacia las características ambientares, es decir, ecológicas. Y, dicho sea de paso, tampoco se cumple.
Si bien, puede que la falta de profundización en el estudio de la constitución lleve a la mal interpretación y/u omisión de algún artículo que asegure realmente la satisfacciones de necesidades básicas de todos sus habitantes, sin relación de trabajo ni obligación de consumo, tal artículo no se cumple, puesto que la situación actual de desempleo e indigencia denuncia la incapacidad de la Constitución Nacional para hacer cumplir lo que ella misma reglamenta.
Ante lo expuesto, deberíamos hacer valer el artículo cuarenta y tres de la Constitución Nacional, que avala a todas las personas para que éstas “puedan interponer acción expedita y rápida de amparo, siempre que no exista otro medio m idóneo, contra todo acto u omisión de autoridades públicas o particulares, que en forma actual o inminente lesione, restrinja, altere o amenace, con arbitrariedad o ilegalidad manifiesta, derechos y garantías reconocidos por esta Constitución, un tratado o una ley. En el caso, el juez podrá declarar la inconstitucionalidad de la norma en que se funde el acto u omisión lesiva”. Con todo esto, debemos denunciar por incompetencia a la Constitución..¡¿Ante la propia Constitución?!. Así entendida, la Constitución terminaría por refutarse a si misma.
Ya sea por omisión o contradicción interna, actualmente nuestro aparato legal no responde eficazmente, ni en mínima parte, a las necesidades, problemas y circunstancias de nuestro acontecer histórico-social.

A modo de conclusión

Primeramente, se agradece la atroz incapacidad de los gobernantes contemporáneos, porque gracias a su mal ejemplo y al asco que derrama cada una de sus acciones, los espíritus críticos siempre encontrará contra quien ejercer sus capacidades, aunque un sueño digno de ser soñado es aquel en el que algún día tal acción se convierta en innecesaria, no por la muerte absoluta de los espíritus de rebeldía, sino por el destierro eterno de la estupidez, la avaricia y la acumulación del capital de nuestras vidas.
La constitución, en ningún momento, marca un límite a la acumulación del capital, y quizás sería eficiente si la misma no respondería a intereses económicos particulares y su cumplimiento y respeto fuera real, pero lamentablemente, lleva más de ciento cincuenta años demostrando su incompetencia. Donatien Alphonse Francois, mas conocido como el Marqués de Sade, analizando la realidad de Francia en los años posteriores a la Revolución Francesa (proceso netamente burgués), considera que la ley solo sirve para que el pobre quede encadenado al rico, es el arma del mas fuerte contra el mas débil, promoviendo así la injusticia.
Adam Smith, padre del capitalismo y la teoría liberal, luego de justificar la división del trabajo, en su obra titulada “La Riqueza de las Naciones” propone: “si la sociedad está bien conducida, se genera una opulencia que llega hasta sus clases mas pobres. Cada uno produce mas de lo necesario y puede proveer a otros, por lo cual se expande la abundancia a todos los sectores de la sociedad”. Esto indica que hasta los máximos capitalistas consideraban la distribución de la riqueza y el excedente como base de la igualdad de la sociedad. Mas adelante, Smith sentencia: “sin el esfuerzo colaborador de miles de seres humanos, no podría disponerse de lo que se estima mínimo y necesario”.
Lenin considera al Imperialismo como la fase superior del capitalismo, como una herramienta financiare de dominación y sometimiento, que nosotros adoptamos voluntariamente y sin tomar los recaudos necesarios, razón por la cual, aunque la producción sea social, la propiedad sigue siendo privada. Siguiendo a Lenin, diremos que los grandes bancos eliminan a los pequeños, constituyendo un monopolio. El mundo está repartido entre las asociaciones de capitalistas, que conforman las grandes potencias. Son éstas (EE.UU, Inglaterra, la Unión Europea y actualmente China y Japón) las que presionan a los países de economías mas pequeñas, como el nuestro, para que elaboren políticas económicas (y sus consecuentes leyes a beneficio de las economías extranjeras) acordes y en pos de sus propios intereses neo-imperialistas.
Vivimos bajo un régimen pseudo-democrático, que llama libertad a la opción de elegir entre los males al menor de ellos, donde lo legal es sinónimo de lo compatible con los intereses de los poderosos, donde la salud es un lujo burgués y la educación una sociedad anónima. Las leyes responden a lo que dicta el “Dios Mercado”, que convierte en negocio todo lo que toca, agigantando cada vez mas la brecha entre los que tienen y los que no, aislando, oprimiendo y dejando fuera de este de este mundo a todos aquellos que no pueden acceder a sus carísimos beneficios.
La responsabilidad nunca es de un sistema u otro, puesto que solo son ideas, sino que los culpables son la inoperancia de los sujetos que deben aplicarla, ponerla en práctica y hacerla valer, es decir, los gobernantes, jueces, juristas y nosotros mismos.
Las opciones posibles son las siguientes: a los artículos de la Constitución nacional son erróneos, insuficientes e ineficaces, debiendo ser modificados a la brevedad, o debemos juzgar a todos los actores sociales responsables de su cumplimiento. La totalidad de los jueces es ininputable, puesto que solo responden a lo reglamentado por la constitución, que presenta tantos baches que termina por estar más compuesta de nada que de senderos de justicia.
Ante ello, deberíamos modificarla en su totalidad, pero tendiendo en cuenta que responde a intereses económicos de una estructura de marcado, lo que deberíamos cambiar es dicha estructura y las relaciones de producción inherentes a la misma, es decir, el único cambio radical posible es una revolución de los modos de producción, como enunció Marx.
Se recomienda, en una futura revisión de la misma, incluir los siguientes artículos inexistentes:

1º Artículo Inexistente: La presente constitución será revisada y modificada en consecuencia, para que cumpla con su deber de asegurar vivienda digna, salud, alimentación y educación gratuita real (no de palabra) a todos sus habitantes, sin establecer diferencias entre ellos por país, etnia, ideología, elecciones privadas de vida y/o condición económica de las que provengan.
2ª Artículo Inexistente: Se reverán todos los artículos de la Constitución Argentina, despojándola de su carácter clasista, sus intereses capitalistas y sus leyes de justificación del poder y la opresión.
3º Artículo Inexistente: El Estado garantiza que ningún habitante de la Nación argentina acumulará para sí ningún tipo de excedente mientras otro habitante de la misma república presente sus necesidades básicas insatisfechas.
4ª Artículo Inexistente: El Estado garantizará la libertad absoluta de sus habitantes, tanto de sus acciones públicas como privadas, mientras estas no afectasen la integridad física y/o moral de terceros.
5º Artículo Inexistente: El Estado garantiza que la Nueva Constitución Nacional cumplirá su función de “ley de leyes”, y no será solo un adorna burocrático que justifique la opresión y la perpetuación de los poderosos.

Este escrito puede ser entendido como el delirio de un idealista, pero a decir del propio José Ingenieros: “los ideales son visiones que se anticipan al perfeccionamiento de la realidad”

JUAN PABLO ALBA

Bibliografía

Constitución de la República Argentina
Lenin, V.I. “Imperialismo, fase superior del Capitalismo”
Ingenieros, José. “El Hombre Mediocre”/ “Las Fuerzas Morales”
Francois, Donatien. “Filosofía en el Tocador”
Smith, Adam. “La Riqueza de las naciones”
Galeano, Eduardo. “Patas Arriba”
Albano, Sergio. “Cultura Cannabis”
Aristóteles. “La Política”
Rousseau, J. J. “El Contrato Social”
Kant, Imanuel. “La Paz Perpetua”
Locke, John. “Ensayo Sobre el Gobierno Civil”
Dolina, Alejandro. “El Libro del fantasma”
Carpio, Adolfo. “Principios Elementales de Filosofía”
Hobbes, Thomas. “Leviatán”
Sastre, Jean Paul. “El Existencialismo es un Humanismo”
Spiguel. “Clases de Psicología Social”
Quiroga, Ana. “Crítica a la Vida Cotidiana”
Riviere, Pichón. “Del Psicoanálisis a la Psicología Social”
Bierce, Ambrose. “El Diccionario del Diablo”
Bourdieu, Pierre. “La Dominación Masculina” “La Violencia Simbólica” “Virilidad y Violencia” “Habitus y Dominación por el Lenguaje”.
Habermas, Jurgen. “Conocimiento e interés”
Adorno y Horkheimer. “La Industria Cultural como Procese de Mitificación de Masas”
Benjamín. “El Arte en su Época de Reproducción Técnica”
Leakey. “Los orígenes del hombre”

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